EL VALOR DE LA EXPERIENCIA.
El arquitecto diseña espacios donde se desarrolla la vida. Espacios laborales, sociales, domésticos... en definitiva, es nuestra labor la creación de entornos para las situaciones diarias. Por eso, de alguna manera los arquitectos tenemos bien cogido el pulso a los contextos vitales que en cada momento afectan a nuestra sociedad.
Hace unos años, no muchos, tuve el honor de dar una charla en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Mi ponencia trataba sobre los nuevos modelos de trabajo. Tratábamos de explicar las nuevas formas de diseño de las oficinas, de cómo la irrupción de la tecnología había afectado a la reorganización de nuestros espacios laborales. Planeaba sobre nosotros ese mundo idílico y de los países de Europa en el que se alcanzaba la CONCILIACIÓN FAMILIAR, un término de uso únicamente político, que no dejaba de ser una meta utópica en nuestros entornos profesionales. El teletrabajo, las video-llamadas, los horarios flexibles. Se abrió un buen debate entre los que creían que en España era imposible, y quienes pensaban que todo era cuestión de tiempo.
A todos estos efectos, la pandemia del COVID 19 ha llegado como un huracán. ¡Qué gran aliada ha sido la tecnología! La tabla de salvación de nuestro tejido empresarial que nos ha permitido mantener muchos de nuestros trabajos, la educación de nuestros hijos, la creación de nuevos negocios en entornos digitales y hasta la solidaridad que se ha llevado a cabo online. Y sí, por fin y a la fuerza ¡hemos CONCILIADO!
¿Y ahora qué? Está claro que nuestra manera de trabajar, comprar, enseñar, comunicarnos y vivir, ha cambiado en este corto pero convulso periodo. La abundancia que nos proporciona el mundo on-line, la comodidad de hacerlo todo de manera inmediata desde cualquier lugar, la accesibilidad a tanto en nuestra mano nos ha permitido “sobrevivir” en los últimos meses.
Pero también nos ha hecho valorar esas EXPERIENCIAS que dábamos por hecho. La convivencia entre personas. Acudir a un espectáculo, salir a cenar, la vida en los colegios, visitar a los abuelos…
En Freehand Arquitectura, siempre defendemos la importancia de CREAR UNA EXPERIENCIA en los espacios que diseñamos.
Creemos que es vital generar sensaciones agradables a las personas que los habitan o visitan.
Actualmente nos hemos dado cuenta de que no todo es la comodidad o la inmediatez. Nos encanta ir a una tienda que sea bonita y que esté bien iluminada, dónde nos expliquen los detalles del producto. Valoramos que ir tomar algo, va más allá de la habilidad del chef, pues nos encanta el restaurante, el sitio, el ambiente…
Añoramos la relación social y cambiar de entornos, extrañamos compartir ideas de trabajo en la oficina, nos hacen falta esas experiencias.
Se han superado barreras que eran difíciles de romper a nivel social y a nivel profesional. Se ha demostrado que el teletrabajo funciona. Que los abuelos son capaces de conectarse a través de una app con sus nietos. Que se puede vivir en una zona rural y no es imprescindible vivir en una gran ciudad. Que se pueden evitar desplazamientos innecesarios, atascos y horas punta.
Al final, como casi todo en la vida, de lo que se trata es de encontrar un EQUILIBRIO.
Aunar la experiencia de la sinergia del trabajo en equipo, las risas que se comparten en una oficina con la posibilidad de que exista mucha más flexibilidad de horarios que hagan nuestras vidas más cómodas. Se ha comprobado que se puede ganar calidad de vida uniendo ambos mundos.
No hay tecnología que supla estas EXPERIENCIAS vitales, pero sí podemos valernos de ella para tener más TIEMPO de disfrutarlas cuando todo esto termine, porque pasará…
A mí personalmente, toda esta situación me ha ayudado a vivir con menos prisas. A estar mucho más consciente y agradecida. A valorar cada abrazo, cada paseo, cada salida, cada experiencia, porque ahora por fin nos hemos dado cuenta de que mañana quizá no podamos hacerlo, y que hay que aprovechar el momento presente.
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