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La arquitectura y el ballet, aunque distintas en su esencia, comparten un vínculo profundo en su búsqueda de la armonía y la expresión. Freehand Arquitectura, bajo la visión de Lourdes Treviño, une estos dos mundos en una fusión poética que celebra el movimiento y el diseño. En colaboración con el JAC Ballet, DANCEWAY y la escuela África Guzmán, este proyecto transforma la arquitectura en un escenario de danza, donde cada espacio se convierte en un escenario para la expresión corporal. Las coreografías, capturadas en la lente de Silvia Paredes, revelan cómo la arquitectura y el ballet se entrelazan en un diálogo de formas y fluidos movimientos. En ambos campos, la estética, el equilibrio y el movimiento son esenciales. La arquitectura, como el ballet, busca una fluidez que permite la interacción natural de luz y espacio, mientras que ambas disciplinas transmiten emociones a través de su precisión y creatividad. Esta colaboración resalta la capacidad de la arquitectura para ser tan expresiva y dinámica como una danza bien ejecutada, expandiendo las fronteras de la creatividad en el diseño.